La Navidad, esas fiestas donde todo el mundo te saluda, te desea lo mejor y se acuerdan de ti... y ¿el resto del año?
No se trata de no haber tenido
infancia, no se trata de que no me dieron suficientes regalos ni cariño
cuando fui un niño (¿Por qué los “tradicionalistas” siempre terminan diciendo eso?), no se trata de carencia de familia, hogar o ambiente
acogedor… se trata de la gente... especialmente en Navidad; porque pese al optimismo que se establece
como algo seguro en estas fechas, es exactamente todo lo contrario…
pues brota por todas partes lo más vergonzoso y calamitoso de nuestra
humanidad.
No puedo soportar su materialismo obsesivo: El hecho de verles
caminar por ahí con sus regalos, comprados especialmente a última hora;
chocándose y enfadandose mutuamente porque todos
están nerviosos y espectantes. Quieren lo mejor, lo más grande, lo más
caro... Es una fiesta
cristiana, ¿No es así? ¿Por qué, entonces, hay una necesidad tan
desesperante de comprar regalos, aparte de la poderosa fuerza de la
publicidad? "La tradición", esa es su respuesta.
El
cristiano que se apegara a la mera celebración y no tuviera ni la más
mínima cosa que regalar se vería rodeado de miradas
de enfado y desagrado, sumado a las críticas por parte de su propia familia
por “no haber pensado en ellos”, "Si hasta con algo sencillo bastaba".
La perfección es también una enfermedad durante estas fechas.
El mejor árbol, mientras más adornado mejor; la cena más lujosa, grande y
apetitosa que se pueda obtener; los adornos más vistosos, luminosos y
visibles; las prisas y las carreras de último minuto a todas horas para
que al final todo sea perfecto, o al menos alcance la perfección. No es
un día cualquiera, es un día de fiesta y de regalos en
el que todo debe salir excelente, por lo que debe hacerse todo el
esfuerzo humanamente posible para que así sea y nadie llegue a sentir
que es una mala Navidad.
La unión de la familia es un hecho, tristemente, sobrevalorado. Dado que es parte de una tradición, es común que las familias
comiencen a reunirse y congregarse, es una actitud que todos repiten y que terminada la parafernalia se disuelven… la unión y la razón principal de este día
se termina. Ya todos comieron y
recibieron sus regalos, ¿Por qué otra razón habrían de permanecer?